Salud mental en el contexto post – pandemia: barreras, costos y soluciones

La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia crucial de la salud mental. A medida que el mundo se adapta a una nueva normalidad, la inversión en programas de salud mental se ha convertido en una prioridad. Este artículo analiza los costos y beneficios de estos programas, con un enfoque particular en las barreras de acceso en Argentina y posibles soluciones basadas en ejemplos internacionales.

La falta de atención a la salud mental tiene un impacto devastador en los individuos. La calidad de vida se ve afectada experimentando desde la pérdida de interés en actividades diarias y/o la disminución en la autoestima hasta el aislamiento social. Además, la falta de acceso a servicios de salud mental puede aumentar el riesgo de comportamientos autodestructivos y reducir la expectativa de vida, ya que las personas con trastornos mentales graves tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares y diabetes. La estigmatización y la discriminación asociadas a los trastornos mentales también pueden impedir que las personas busquen la ayuda que necesitan, perpetuando el ciclo de sufrimiento y exclusión socia1l.

Desde el punto de vista económico, los trastornos mentales representan un costo significativo. La falta de tratamiento adecuado puede llevar a una disminución de la productividad, aumento del ausentismo laboral y mayores gastos en otros servicios de salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada dólar invertido en el tratamiento de la depresión y la ansiedad genera un retorno de cuatro dólares en mejora de la salud y la capacidad laboral2. Además, invertir en salud mental, no solo impacta en el corto plazo, sino que también reduce costos a largo plazo. Un tratamiento adecuado puede prevenir complicaciones más graves y costosas, y mejorar la integración social y laboral de las personas afectadas. Países como el Reino Unido han demostrado que programas como Improving Access to Psychological Therapies (IAPT)3 pueden ser altamente efectivos y rentables.

Salud mental en las Américas 4

  • Casi un tercio de todos los años vividos con discapacidad (AVD) y una quinta parte de los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) se deben a enfermedades mentales, neurológicas, consumo de sustancias y suicidio.
  • Los trastornos depresivos y de ansiedad son la tercera y cuarta causa de discapacidad.
  • El alcohol es responsable del 5,5% de todas las muertes en las Américas.
  • Las Américas es la segunda región con mayor consumo de alcohol del mundo.
  • El suicidio se cobra la vida de casi 100.000 personas al año en la región.
  • La tasa regional de suicidio ajustada por edad aumentó un 17% entre 2000 y 2019.
  • Ocho de cada diez personas con una enfermedad mental grave no reciben tratamiento.
  • En 2020, durante la pandemia de COVID-19, los trastornos depresivos graves aumentaron un 35% y los trastornos de ansiedad un 32%.
  • El 65% de los países informaron interrupciones en los servicios esenciales de salud mental y consumo de sustancias en 2020. Esta cifra ha disminuido al 14% a principios de 2023.

Acceso al sistema prestacional de salud mental y medicamentos en argentina

En Argentina, mediante Resolución 1997/2023, se aprobó el Plan Nacional de Salud Mental 2023-2027, que fue elaborado de forma participativa, intersectorial, interdisciplinaria y desde una perspectiva federal. En ese momento se explicó que el plan se basa en valores, preceptos y objetivos históricos del campo de la salud mental, que en nuestro país poseen fuerza de ley a instancias de la Ley Nacional 26.657 y su Decreto Reglamentario 603/2013.

Sin embargo, el acceso a servicios de salud mental y medicamentos en Argentina aún enfrenta varias barreras significativas. Los costos elevados de tratamientos y medicamentos representan un obstáculo considerable para muchas personas, especialmente aquellas con recursos limitados. A pesar de los esfuerzos gubernamentales para reducir estos costos, los precios de los medicamentos psicotrópicos y las consultas especializadas siguen siendo prohibitivos para una parte importante de la población.

Además, existen desigualdades geográficas en la distribución de servicios de salud mental. Las áreas rurales y menos desarrolladas suelen tener una menor disponibilidad de profesionales y centros especializados, lo que dificulta el acceso a tratamientos adecuados para quienes viven en estas regiones. Esta disparidad geográfica agrava la situación de las personas que ya enfrentan dificultades económicas y logísticas para recibir atención médica.

El estigma social asociado a los trastornos mentales es otro obstáculo importante. Muchas personas evitan buscar ayuda por miedo a ser juzgadas o discriminadas, lo que puede llevar a un empeoramiento de su condición. La falta de educación y concienciación sobre la salud mental contribuye a perpetuar este estigma, haciendo que sea aún más difícil para quienes necesitan tratamiento acceder a los servicios necesarios. Es crucial abordar estos desafíos mediante políticas integradoras y campañas de sensibilización para mejorar el acceso y la equidad en la atención de salud mental.

Diversos países han implementado modelos exitosos que podrían servir de inspiración para Argentina. En Australia, iniciativas como Headspace5 ofrecen servicios de salud mental a jóvenes en un entorno accesible y sin estigmas. Canadá ha integrado servicios de salud mental en la atención primaria, facilitando el acceso y reduciendo costos6. La telemedicina también ha demostrado ser una herramienta eficaz para ampliar el acceso a servicios de salud mental, especialmente en áreas rurales.

Conclusión

Para concluir, invertir en salud mental es una necesidad imperiosa en el contexto post-pandemia. Mejorar el acceso a servicios y medicamentos en Argentina requiere un enfoque multifacético que incluya políticas públicas, el uso de tecnologías y campañas de concienciación. Solo a través de un compromiso colectivo podremos garantizar que todos los argentinos tengan acceso a la atención mental que necesitan.

Es fundamental que tanto el gobierno como la sociedad civil trabajen juntos para promover iniciativas y políticas que mejoren la salud mental en Argentina. La inversión en salud mental no solo es una cuestión de justicia social, sino también una estrategia económica inteligente que beneficiará a toda la sociedad.

  1. Por qué los problemas de salud mental tienen impacto sobre la salud física ↩︎
  2. La inversión en el tratamiento de la depresión y la ansiedad tiene un rendimiento del 400% ↩︎
  3. NHS Talking Therapies, for anxiety and depression ↩︎
  4. La salud mental debe ocupar un lugar prioritario en la agenda política tras la pandemia de COVID-19: Nuevo informe de la OPS ↩︎
  5. Headspace: Australia’s National Youth Mental Health Foundation — where young minds come first ↩︎
  6. Atención colaborativa de salud mental en Canadá: oportunidad para mejorar los resultados de atención primaria ↩︎

Publicado por Ariel Mario Goldman

Director General de Administración. Hospital Zubizarreta. CABA Profesor universitario (UBA/ISALUD/FAVALORO/UADE)

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