Hace casi un año que comenzó la vacunación en el mundo. Las desigualdades se reflejaron inmediatamente. El 50% de las vacunas llegaron a países que acumulaban el 13% de la población total. El problema del nacionalismo de las vacunas generó una demanda mundial y desnudó la realidad de las inequidades entre los países ricos y los países pobres. En ese momento, hemos advertido no alcanzaba con vacunar a un país entero si dejamos al resto sin nada, una mutación era el mayor riesgo (las brechas de la vacunación)
En mayo, frente a estos problemas se discutió el valor de las patentes y la posibilidad de liberar a las vacunas contra el Covid-19. Carmen Calvo, Vicepresidenta de España, expresaba «o nos salvamos todos o no nos salvamos ninguno». No se liberaron las mismas pero se comenzó la distribución hacia aquellos países de medianos ingresos, incluso vía donaciones, por lo cual volvió a quedar solapado el problema de la nacionalización de las vacunas y la falta de acceso de gran parte de la población.
En julio, la profecía se autocumplió por primare vez. Apareció la variable Delta, el eje de discusión pasó a como afrontar este nuevo riesgo y la necesidad de vacunar a toda la población local, pero no a todas las poblaciones del mundo.
En agosto surgió la discusión de la tercera dosis. (Tercera dosis. ¿Es una buena estrategia) Vacunar con terceras dosis protege y refuerza a la población más expuesta o vulnerable, sin embargo nuevamente la disyuntiva era si esas dosis no eran mejores que lleguen a quienes no habían sido vacunados. Nuevamente una advertencia sobre nuevas cepas como riesgo.
Hace unas semanas, Europa volvió a ser el epicentro del virus y advertimos sobre la necesidad de terminar de vacunar por la posibilidad de una nueva ola y el riesgo de mutación. (Vacunate: se viene la tercer ola).
Finalmente esta semana apareció Ómicron en África y la profecía se autocumplió otra vez. Apareció una nueva cepa y la pesadilla se volvió realidad. Nuevamente se limitan viajes, se piensan en confinamientos y a rezar que las vacunas actuales sean efectivas. ¿Habremos aprendido para el futuro? ¿Priorizaremos a las poblaciones no vacunadas o vamos a discutir la cuarta dosis?. Debemos lograr que no aparezcan nuevas cepas y eso depende de la equidad en la vacunación.
Excelente artículo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Totalmente de acuerdo Ariel, lograr que no aparexcan nuevas cepas depende de la equidad en la inoculación.
Anteriormente miremos Europa Con la Delta pensando que ellos se vacunaron primero que nosotros y que la protección de la vacuna dura 6 meses, creeriamos esperanzadoramente que por habernos vacunado más tarde correriamos con alguna ventaja con respecto a la protección.
Ahora ómicron ya no se trata solo de quien está vacunado y quien no sino de que ésta nueva variante no eluda la respuesta inmunitaria otorgada por las vacunas aplicadas.
Es una sucesión de nuevas cepas de nunca acabar, que únicamente se terminará si se logra un consenso pero a nivel mundial aplicadas al mismo tiempo, lo que es dificil teniendo en cuenta las inequidades tan charladas entre paises pobres vs ricos…
Saludos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Claramente es así. Tal vez la pregunta pase si rs posible acabar o esta es nuestra realidad de acá en adelante.
Me gustaMe gusta
Pienso que es posible terminar con la pandemia; pasa que los obstaculos estan dados por la poblacion que no toma conciencia sobre los cuidados ya q esto no termino solo nos dio un respiro y por otro lado lograr equidad en vacunacion a nivel mundial y en un mismo periodo de tiempo..es un desafio que pone a prueba muchos aspectos para tener en cuenta y es mundial, lo que no se es si se podra lograr esa coordinacion y organizacion p combatir el covid pero estoy segura de que si se llevara adelante lograriamos vencerlo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Nunca somos conscientes de todos los riesgos. Creo que el covid llegó para quedarse. Hay que transformalo en un virus como la gripe, protegiendo a los más vulnerables.
Me gustaMe gusta
Ariel, realmente ya me imagino que sin leerme sabrás bien cual es mi postura. A ver sumemos…anti vacunas, encuentros deportivos con asistencia masiva a los estadios, no mantenimiento de distanciamiento social, ya sin barbijos en la calle aunque yo lo siga usando! Muy de acuerdo con lo que escribís. Tengo amigos, entre ellos el ex presidente de la Comunidad Judía de Duesseldor Alemania, quien está desesperado. Otra contra para mí, tengo ronquera solo adjudicable a que no seguí haciendo un tratamiento para mis cuerdas vocales al morir mi esposa! Hoy voy a reincidir. Por eso hace 2 semanas me hice un hisopado en La Rural. Se me rieron en la cara. Claro negativo. Otra si aplican una tercera dosis no me pongo ni Sputnik V ni Astra Zeneca, ya que la segunda que me dieron fue la Moderna! Que hago? Abrazos, Mario
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me preocupa como jugamos a este «Juego del Calamar».
Con el uso del barbijo (tapabocas) se remarcaba la importancia de usarlo para cuidar a los demás, reduciendo el riesgo de transmitirlo incluso antes de tener los síntomas, mientras que ahora, con las vacunas, se percibe la filosofía de la mayoría que pasó a ser «ya no me voy a morir de esto» y subestimar el problema. Muchos admiten que después de la vacuna se han relajado significativamente en los cuidados y se han contagiado y contagian.
Justamente, con el notorio cambio a «luz verde» de las políticas sanitarias, permitiendo a los vacunados mayor libertad, incluso que vengan del exterior y no hagan ni un día de cuarentena!!!
Me alegra mucho que las vacunas están logrando reducir la cantidad de casos fatales y creo que llegaron para sumarse al calendario. Sin embargo, por la complejidad del caso, interpreto desacertado asumir que las vacunas son la única solución necesaria, mientras éstas no logren evitar eficazmente los contagios.
¿Los vacunados que dejaron de usar barbijos, se aglomeran, etc., etc. y la relajación de políticas sanitarias en cuanto al control e implementación de protocolos, crees que favorece a que aparezcan mutaciones y variantes resistentes a las vacunas?
Me gustaMe gusta
100% de acuerdo. La vacuna nos va a cuidar, disminuir el riesgo de infección grave, aunque también ayuda a luchar contra el mismo virus y evitar que siga mutando. Por otro lado, el barbijo evita que transmitimos el virus en caso de estar infectados, al igual que la distancia social y airear los ambientes. Esto lo remarqué siempre, incluso el otro día para la nota en un medio de Bahía Blanca resaltaba estos aspectos. Saludos.
Me gustaMe gusta
Gracias Ariel por tu respuesta! Saludos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Excelente articulo Ariel, siempre ampliando información y buscando una vision mas amplia.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Si Ariel, comparto los comentarios, de un largo encierro pasamos a medidas muy relajadas, y el virus nos precisa para mutar, ahora tenemos Omicron, ésta variante de preocupación como manifestó la OMS, con mayor riesgo de reinfección, nos vuelve a poner a prueba si lo hecho hasta ahora es suficiente.
Esperemos que las vacunas lleguen a cada rincón de cada país y que los O, y el resto del alfabeto griego se terminen un día.
Excelente nota Ariel
Me gustaMe gusta